Generación 5.0
Llegando a la madurez me voy dando cuenta de la importancia de los números y sus sutilezas.
Me eduqué en colegio de chicas y por eso hoy al hacer mi reflexión voy a permitirme dedicarla a esta generación femenina 5.0 a la que pertenezco.
Ese curso escolar de las nacidas entre el 68 y 69 que estamos pasando a formar parte del cambio de década.
Hace mucho que no coincidimos juntas, ni unas ( las que forman parte de una vida escolar y que ahora gracias a las redes sociales podemos volver a localizar), ni otras (amigas del alma que por los quehaceres, la vida nos ha ido colocando estratégicamente lejos unas de otras).
Pero seguimos teniendo ese hilo de unión de una generación de la EGB que nos distingue en cuanto a una educación diferente, en la que el tono común es de mujeres trabajadoras con carreras universitarias (o no), mantenedoras (muchas), de sus propias familias, y sobre todo «mujeres-orquesta» haciendo malabares para compaginar trabajo, casa, hijos y pareja.
Muchas formais parte de los recuerdos que ahora alberga EL ALMENDRO DE MARIA porque fue testigo de cumpleaños y fiestas de infancia y adolescencia.
Y llegamos al momento 5.0 con esa elegancia tremenda que da la serenidad de tener ya las ideas claras, de reconocer que nuestro cuerpo ya no es el de 20, si no el cuerpazo por el que suspiramos para que este mas lleno de salud que de abdominales.
Y por encima de todo apostamos por la comodidad (aunque lucimos como nadie unos buenos tacones).
Porque cada día nos levanta un dolor diferente en lugares que ni sabíamos que teníamos y las hormonas atacan de nuevo como en plena adolescencia.
Y se junta nuestra menopausia con la pubertad de nuestros hijos obligándonos una vez más a recomponer el talante para no cometer ninguna «desgracia».
No se si sabemos exactamente lo que queremos pero ya tenemos muy claro lo que NO queremos.
Los miedos a decepcionar, empiezan a desaparecer y nos damos cuenta que cuanto más pequeñas son las expectativas más gratificantes son las recompensas.
Llegó la hora de rescatar ese punto de egoísmo sano que metimos en un cajón hace muchos años y que dejamos olvidado para vivir para el resto del mundo.
Les hemos demostrado a nuestras madres que somos validas para cuidarnos solas y a nuestros hijos a serlo.
El 5.0 es un buen momento para hacer alarde de belleza serena e inteligencia madura.
La experiencia siempre suma puntos, y el dicho de «cuando tú vas yo vengo » en estos momentos ya forma parte de nuestra vida.
Así que Felicidades a todas las chicas 5.0 y en especial a las que forman o han formado parte de mi vida, porque nadie mejor se planta un moño y un mandil para hacer una cena relampago para esa visita inesperada, después de un día matador y aún así es capaz de mantener una sonrisa.
La misma con la que desde El Almendro de María hoy os deseamos una feliz semana.
**Por cierto, sería genial poder hacer una quedada y celebrar el 5.0 todas juntas**
Helena Tahoces
agosto 6, 2018at8:41 pmNo podría estar más de acuerdo con esta reflexión que has hecho. Me ha encantado.
¡Olé por todas las que formamos parte de esa generación 5.0!
Un abrazo muy fuerte.
Almendro
agosto 7, 2018at3:29 pmGracias Helena, ya sabes que tú eres parte de ese recorrido de mi vida al que me refiero.¡Y Ole por todas!