El Tejo de San Cristóbal

Retomamos nuestra aventura por EL BIERZO en busca de los árboles más originales, hoy os presentamos ….

El tejo de San Cristóbal, que siempre ha sido parte de la vida cotidiana de la comarca. Bajo sus ramas han pasado más de cien generaciones de bercianos, que lo han visto crecer, un frondoso árbol de dieciocho metros de diámetro con un tronco de casi cinco metros.
Nació con la fundación del pueblo, a principios del milenio pasado.
Varios pastores de la aldea cercana llamada Manzanedo, tenían sus corrales en lo que ahora es San Cristóbal. Para no alejarse mucho de los animales, se terminaron estableciendo en la zona, construyendo una ermita románica a la que acompañaron plantando un tejo.
En la Edad Media existía la costumbre de plantar tejos junto a los cementerios y las iglesias, como un recordatorio de la muerte. De este modo nació el árbol de San Cristóbal.
En el año 1800, cuando la iglesia fue trasladada al centro del pueblo ,se dejó al tejo junto a los restos de la primitiva ermita, que fue reconvertida como cementerio.
Hay quien cuenta que, en plena Guerra Civil, los miembros de la guardia civil que perseguían a los republicanos por la zona, cuando descansaban en el pueblo, practicaban el tiro disparando a las ramas del árbol.
Y en la posguerra, algunos vecinos del pueblos cortaban ramas del tejo para venderlas, pues su madera era muy apreciada para construir castañuelas y gaitas.
En el presente, el árbol se ha convertido en un símbolo de la comarca, porque como dicen los habitantes del pueblo «por algo será el segundo tejo más viejo del mundo».

El tejo siempre se ha asociado con la muerte y la magia, por el elevado contenido de toxicidad de sus hojas verdinegras. Es un árbol solitario, más propio de otras épocas que de las actuales, bajo y longevo. Los celtas lo llamaban «Ioho», y construían los mejores arcos con su madera. Pero también llevaban hojas frescas de tejo en su zurrón para suicidarse en caso de perder una batalla ante el invasor romano, o para restregarlas contra las puntas de sus flechas para hacerlas más mortíferas.

Tirar los tejos: En la tradición popular española existe una expresión utilizada muy común en la actualidad que tiene sus raíces en este árbol. «Tirarle los tejos a alguien» procede de la costumbre que tenían las muchachas de las aldeas, que arrojaban semillas de tejo a sus posibles pretendientes.

EL ALMENDRO DE MARÍA os acerca y os invita a visitar nuestros rincones más bellos llenos de curiosidades y os aconseja este plan para el fin de semana.

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